sábado, agosto 20

Sólo un sueño


Eran si acaso mis treinta y más años cuando lo vi embarcar, todos ya lo sabían, ese sería mi último día que lo vería caminar con desdén; y ¡claro! su cabello desaliñado ya no volverá, era de suponerse, pero... ¿por qué ellos que ni lo conocieron pudieron deducirlo? Y yo que le abrochaba el saco cada mañana no lo supuse, ¡vaya! Quizá debí abotonarlo mejor, es lo más seguro, eso fue, por eso se marchó.


Pero que ingratitud, hasta el viento mismo apostó en mi contra y como una forma de enmendar su traición me acompañó a despedirlo, iba jugueteando conmigo, arrugaba mi vestido y acomodaba mi cabello, al mismo tiempo que caminaba acariciaba mis rodillas hasta llegar a mis piernas, las acorralaba, me quería seducir pero ya no accedí.

No pude ni acabar mi oración de la mañana cuando llegué hasta él y al ponerme de frente no había mucho que hacer, sólo asintió la cabeza, bajó su boina y el lente que lo acompañaba, y no dijo nada, sabía que no había palabras, pues no llevaba su red para atraparlas y siguió su camino.

No importa cuando ni quién, porque lo que fue ya paso y lo que queda es el dolor y un nombre no hace la diferencia aunque sí la de haber perdido años que no llegaron, es como si siguiera en mis veintidós y viví algo que no ha pasado, ¡que locura! ¿Pero entonces? ¿Qué fue de él? ¿Acaso sólo fue un sueño cruel que me hizo sentir un vacio insensato y una obstinación por verlo regresar?

Como sea, estaré preparada para verlo volver, y aunque no se su nombre ni edad, es más ni siquiera sé si le gusta el pay, se que llegará y entrara por cualquiera de las cinco puertas que le mandé a hacer, ¿acaso es demasiado? Lo dudo, el problema no radica en las puertas sino en mi obstinación por verlo entrar y seguramente tomaría una puerta distinta cada día y no dejará de sorprenderme a su llegada.


viernes, agosto 19

Rafael ha muerto

PARTE 11

Cruel y cruda fue la forma en que murió no se sabe con exactitud cómo fue, ni siquiera estoy segura que haya sido Susell, tal vez Eleonor pero realmente había más de uno que deseaba verlo de esa forma, para muchos no era una persona agradable, ya tenía consigo mala fama y muchos hombres lo odiaban y temían que sus parejas hayan pasado por sus sabanas, así que más de las veces que podría recordar recibía amenazas y una que otra vez peleas por las noches tras unas cuantas copas mal tomadas.

Rafael dejó su último aliento, la mañana no estaba preparada para eso, nadie en aquella calle escandalosa se imaginaría que ese tipo corpulento de figura atractiva y persona letrada, amable con extraños e insensible para los pocos que lo querían, estuviera derramando sus últimas gotas de sangre en una cama sin tender.

No había más que hacer, no había en donde ocultarlo (eso fue lo primero que paso por la mente de Eleonor) ¿qué fue lo que paso? No recordaba nada, no comprendía como él estaba ahí, sólo era su psicólogo, nunca hubo más que las terapias ¿cómo llegó a su casa? las cosas no marchan bien, el mundo se le comienza a cerrar, todo pierde color, no hay sonido sólo el silencio más cruel que ha vivido; la culpa y la desesperación la acorralan y la enredan como dos enormes cuerdas apretándola despiadadamente, estrujando su estomago y parte de su pecho; comienza a desvanecerse y pierde el control al llorar, desearía que sólo fuera un sueño, temía que ella lo hubiera hecho aunque debería recordarlo, pero ni su mente estaba de su lado no deseaba ser su defensor.

La primera persona que decidió testificar fue Socorro, señora de 50 y más años, la verdad no quisiera calcular nisiquiera me atrevería, siempre miente en la edad; Ahí se encontraba, Doña Socorro, hablando un poco de lo poco que sabía, por fin tenía lo que quería, atención y a un hombre escuchándola narrar lo sucedido, aunque dudo que supiera mucho, pero más que el deseo de ayudar era el morbo y no sentirse ignorada. Pobre mujer de poco afecto y con muchas palabras que decir.

Y así comenzó -Yo no sé quien fue pero podría asegurar que Eleonor no lo hizo o no en sus cinco sentidos, créame he sido su vecina por varios años y la conozco más que ella misma; no sé si sea relevante pero aún así lo diré, ella me espanta, juraría que sufre de cambios repentinos de conducta, pareciera dos personas en una sola, ¿suena raro?, lo sé eso mismo pensé yo.