martes, noviembre 1

Confesiones



Abandoné a mis letras, a mis deseos, a lo que me hace sentir… confieso que por un momento creí necesario apartarlas de mí; pero el dejarlas a un lado fue tan cruel, mis letras, aquellas que se acomodan para mí en bellas estructuras, ahora  se han escondido;  ya no se pasean, ni recorren mi cuerpo como lo solían hacer, acariciándolo hasta estremecerme. Parece ser que me olvidaron.

O habré sido yo,  y es que, en cualquier momento aún en el menos esperado, aún cuando otro tipo de deseo me aglomera y me hacen ceder, ellas aparecen en mi cabeza, ellas quieren salir y yo con una gran agilidad, huyo de ellas. Sí, así como lo dije, yo huí.

Y es que cada vez que veía una pila de hojas sueltas en mi librero, temor me daba, ahí estaban esperando ser rescatadas, releídas y hasta quizás recicladas, pero son tantas las palabras que se aglomeran que el miedo por haberlas dejado tanto tiempo me separaban de ellas, ya ni siquiera recuerdo que hay escrito, no quedaba más que estirarse un poco con un movimiento un tanto contorsionista para alcanzarlas del enorme librero, y es cuando las veo, hurañas y polveadas, sin un fijador que las sujete, no se cayeron, no se arrugaron;  Sí, esperaban por mí.

Sé que mis letras me han de entender, que son tan sabías y me conocen tanto que aun saben que todo lo dicho no implica ni una pequeña parte de la verdad, pero aún así sé que ellas no me abandonan, porque soy yo quien no se atreve a abandonarlas.

Sin rodeos he de decir que nunca deje de escribir, los montones de hojas ya estaban llenos, pero no me atrevía a acercarme al buzón, no era porque dejara de escribir, o mis letras se hubieran olvidado de mi, había algo más.

Cuando comencé dije que espero a alguien inesperado porque a quién invite, tal vez no llegue y me entristezca por su ausencia y por eso creo que es mejor a quienes llegan sin aviso, porque ellos me han de sorprender y aun será mejor que haberlos estado esperando. Sí, a ti en especial te he dejado una nota.

Querido lector, te conozco o talvez no, pero las letras nos unen tus palabras que con tanto asombro leo es quien me hace conocerte y tu a mí, te estoy relatando con un poco de palabras, lo que veo, lo que siento y mis deseos, jamás te he de hablar de amor porque es tan común querer retomarlo pero tan complicado describirlo y pretendo no meterme aún en problemas, en cambio me gusta hablarte de erotismo, de la vida misma, pero eso ya lo sabías, son mis confesiones y falta una  más, tuve temor sí, pero no de las hojas sueltas o de que mis letras no se quisieran acomodar más para mí.

Y lo diré en pocas palabras,  no regresaba porque no sabía cómo, porque no sabía si el lector entendería  mi ausencia o si aun quisiera revisar mi buzón, pero sé que estarás ahí, en algún momento lo leerás y entonces y sólo entonces mis palabras y yo tendremos porque sonreír; porque es mi esencia y escribo porque me gusta, porque no hay reglas (sólo las ortográficas) pero hay más que eso, hay vida, hay razones,  una sola…las letras.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Letras plasmadas con emoción y que emanan tanto sentimiento. Tienes mi admiración, Lu.
Simplemente, magnífico !

Joan!! dijo...

Lu,las palabras cumplen una función, la de expresar algo; cuando te leo sé que las tus palabras denotan algo más, mucho más.
Eres una escritora muy capaz.
No debes una disculpa a los lectores, les debes muchas más palabras hermosas, cómo sólo tú lo sabes hacer
Eres única al expresar algo, no cambies y esperamos mucho de Sussel!

Francisco Moreno dijo...

Incluso en los momentos difíciles para tu escritura, nos puedes regalar textos como éste... Me encantó y espero que pronto nos puedas dar más... Saludos!!!

Alguien dijo...

Leerte causa dos cosas en mí: dejar de escribir porque sé que mis textos para nada se acercan un poco a los tuyos, ó, me anima a seguir intentando escribir y algún día tener esa facilidad de causar sentimientos con solo leer.