miércoles, noviembre 2

Despertando



Despertar es querer diferenciar al último sueño que se recuerda con lo que observas justo después de abrir los ojos; preguntarse qué día es y alegrarse porque es domingo; levantarse con movimientos retardados y dirigirse al lugar donde no hay inhibiciones, en donde  se desviste al cuerpo con lentitud pareciendo acariciarse mientras desabotonas  las prendas que te esconden para entrometerse sin siquiera pensarlo entre el agua que cae y el piso.

Es percatarse de las gotas heladas que caen sobre el cabello, resbalándose ágilmente y escurriéndose entre la  piel, cayendo una por una y cada vez con mayor rapidez, sintiendo aquellas gotas que más que gotas parecieran navajitas que cortan sin herir y que en un momento se vuelven agradables sobre la piel. No hay más que una reacción de escalofrió recorriendo la espalda, suave y curvada, derramando en ella agua helada que cae hasta en los tobillos.

Es salir y tomar entonces una taza de café, espiar al vecino y de paso observar por la ventana para notar el tono de la mañana, desear un beso, es todo , es recordar que puedes sentir.

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