viernes, octubre 11

¿Él?

Agitados pasos suenan, no se distinguen si van o vienen, si están perdidos o reconocen el lugar, tacones y suelas, todo suena confuso, hasta el mismo silencio que rompe con una acelerada respiración hace vibrar, una corriente de aire invade y se establece como queriendo husmear y con ella, un montón de gotas que hacen de esto una lluvia de sonidos.

Sonidos aquí, sonidos allá. De pronto, se escucha como corren los cristales, como ondean las cortinas al caer para terminar acorraladas por aquel sillón, un sillón viejo que pareciera no aguantaría cargar una prenda más, pero misteriosamente sí lo hizo y en ella se postra un suéter y un par de medias.

Todo fue tan rápido que ahora no se logra ver más allá de tres pasos pues la ausencia de luz llega e invade todo a su alrededor, se vuelve ahora la fiel cómplice de aquellos dos, no hay mucho que ver, lo que resta ahora es comenzar a estremecer los otros sentidos. ¿Qué sentidos? El de percibir el aroma más relajante y estremecedor a la vez,  los sonidos que me deja llegar hasta los más oscuros y ocultos pensamientos, la sensación del tacto que tiene el aire al pasear sobre la espalda.

Ahora una silueta aparece de perfil, suelta su cabello, desliza su mano en el cuello y gira para comenzar a acercarse, sí, ahora se acerca, está tan cerca, parece que observa, no lo sé bien porque no se deja ver mucho, se ha detenido para agacharse un poco y susurra algo, no entiendo bien creo que dijo “él”, no, no, espera creo que dijo “Susell”.

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